Reconforta al levantarse temprano, pone en marcha la circulación y crea una transición suave de la noche al día. Para muchas personas, empezar el día sin café es casi impensable. En el futuro, sin embargo, este estimulante podría costar un poco más caro.
«No les gusta ni el calor, ni la sequía, ni la humedad. Necesitan unas condiciones de sombra muy específicas y un suelo rico en nutrientes», explica von Sophie von Loeben, del Instituto de Investigación sobre el Cambio Climático de Potsdam (PiK) sobre la sensibilidad de las plantas de café. Unas condiciones que hasta ahora se daban sobre todo en los países situados alrededor del ecuador, el llamado cinturón del café. Pero las consecuencias del cambio climático están alterando este modelo.